Por: Henar Iniesta Murillo
En Japón existe un arte centenario denominado Kintsugi o también llamado el arte de la resiliencia.
En la filosofía japonesa contrariamente a la filosofía occidental cuando algo se rompe o sufre heridas esto se celebra no tapando sus heridas sino adornándolas con oro .También el Kintsugi es el arte de las cicatrices de Oro .
Los orígenes del Kintsugi se remontan al siglo XV cuando un poderoso hombre japones mando a reparar sus mas preciados tazones de té a China.
El trabajo no cubrió las expectativas de este poderoso señor feudal japones . Este buscó por todo Japón a los mejores artesanos para que embellecieran con oro la reparación del tazón para que fueran piezas dignas de su status.
Así nació el concepto de Kintsugi o arte de la resiliencia japonés.
El Kintsugi contempla nuestras heridas internas como dignas de reparación y como cicatrices que nos embellecen. Frente a una cultura occidental basada en el usar y tirar y el concepto de la persona “rota”.
A menudo se dice que las personas con trastorno límite de personalidad están rotas ante esta idea quizás sea más positivo aplicar la filosofía japonesa del Kintsugi y contemplar nuestras cicatrices como marcas de nuestro paso por el mundo ,dignas de ser embellecidas y mostradas con orgullo.
El Kintsugi consta de seis etapas:
- Romper: Con la metáfora del tazón de cerámica roto se propone dar una segunda oportunidad al tazón roto en vez de tirarlo
- Ensambla: Después de una crisis, hay que tomarse tiempo para reunir de nuevo las piezas y juntarlas .
- Espera: Esta fase hay que resumirla con “el tiempo todo lo cura” aunque también hay que actuar proactivamente.
- Repara: Una vez que las piezas están ensambladas y se unieron ahora hay que darle la laca a esas heridas para que se ensamblen de manera mas sólida .
- Revela: Seria la etapa en que damos polvo de oro a nuestras heridas.
- Sublima: La reparación ya está hecha por lo que esta época se centra en disfrutar del resultado.
Podemos aplicar este concepto de filosofía japonesa recordando que nuestras cicatrices también son de Oro.