¿Es realmente útil usar la terapia Gestalt para el Trastorno Límite de Personalidad?, ¿beneficia esta terapia al individuo que sufre Trastorno Límite de Personalidad?
La terapia Gestalt es una terapia humanista que nació de la mano del psiquiatra psicoanalista Fritz Perls en los años 50. La palabra Gestalt significa forma y su objeto de estudio es la percepción visual.
Esta herramienta permite conocernos a nosotros mismos, vivir en el presente y poder enfrentar los problemas utilizando todos los órganos de los sentidos y comprendiendo que lo que vemos no es lo mismo que lo que el cerebro capta.
Es importante que la persona reconozca como evita o distorsiona la realidad de su vida y reflexione al respecto. Los principios básicos de esta terapia son la responsabilidad, el darse cuenta o toma de conciencia y el aquí y ahora.
Ya en la base, no se trata de una terapia indicada para personas con trastornos de personalidad, trastorno bipolar o trastornos del espectro psicótico, sino para personas que quieren potenciar su personalidad y crecimiento personal.
Contraindicaciones de utilizar la terapia Gestalt para personas con Trastorno Límite de Personalidad
Este tipo de terapia presenta dos modalidades fundamentales: la terapia individual y la terapia grupal.
La terapia grupal es una herramienta muy importante y potente en esta corriente de terapia, algo que no es recomendable para algunos pacientes con TLP que no tienen formada aún su personalidad.
Estos pacientes buscan fusionarse con el otro y buscar su atención y aprobación; además de que a veces tienen pensamientos inapropiados o de tipo paranoide, los cuales les hacen creer que los demás les van a hacer daño.
Por lo cual, el entorno que proporciona un grupo de terapia gestalt implica un riesgo en este sentido, ya que muchas veces los trabajos que se hacen en grupo desmontan y señalan los mecanismos de defensa que la persona está aún necesitando para no desintegrarse.
Por otro lado, la inestabilidad emocional, como una de las principales características del Trastorno Límite de la Personalidad, puede llevar a la disociación o conductas impulsivas, por lo cual esta terapia no es la más adecuada. Esto se puede observar especialmente en la Terapia de Grupo, en la que además el sujeto está expuesto a la mirada de otros, algo que puede aumentar sus ideas persecutorias y desembocar en conductas autodestructivas, disociaciones o abandonar el grupo.
Las reacciones en estos casos pueden ser la de autoagredirse o agredir a otro (que, por otro lado, va en contra de una de las normas fundamentales del grupo), desconectarse de la situación y de sus propias emociones, huir o desbordarse emocionalmente.
En este sentido, la Terapia Gestalt es un tipo de terapia muy emocional, que busca cambios a través de técnicas que inducen a:
- Explosiones emocionales (catarsis) que es probable que la persona con Trastorno Límite no pueda digerir o afrontar.
- Un nuevo conocimiento de sí mismo que posiblemente no pueda ni recordar, ni integrar en ese momento.
Por estas razones, es posible que finalmente no sea terapeútico y cree incluso malestar en la persona con Trastorno Límite de la Personalidad.
¿En qué pueden ayudar algunas técnicas de la Terapia Gestalt a personas con Trastorno Límite de Personalidad?
Aunque el uso de la Terapia Gestalt no sea el más adecuado en personas con Trastorno Límite de Personalidad, es cierto que sí se usan herramientas gestálticas en el tratamiento de esta patología.
En este punto, la Terapia Gestalt individual puede ser de gran ayuda, ya que uno de sus principios básicos es la responsabilidad, algo que se ha de trasmitir al paciente desde el inicio de la terapia: que se responsabilice de su proceso terapeútico. De todas maneras, es posible que lo tengamos que recordar en varias ocasiones en el transcurso de la terapia.
Para la Gestalt, la relación terapéutica es muy importante. Debemos tener en cuenta que el paciente con Trastorno Límite viene a sesión con la idea de que le salvemos, ya que en un inicio, cuando se vincula, lo hace desde la fusión con el otro.
Si nos detenemos en la característica de inestabilidad en la relación e imagen consigo mismo que tienen las personas con Trastorno Límite, la terapia individual de orientación gestáltica puede ser muy enriquecedora, aunque siempre respetando el ritmo del paciente.
A través de numerosas técnicas tales como la silla vacía (técnica en la que se trabaja con dos partes de uno mismo encontradas que se enfrentan entre sí hablando acerca de un asunto) o dibujos que representan partes de sus vivencias, la persona puede ir conociendo más acerca de su personalidad, funcionamiento e integrar las partes en conflicto.
Todo este auto-conocimiento tiene que darse en un entorno de seguridad, una buena relación terapéutica y nunca en un grupo de personas con biografías diversas para que la persona no resulte más afectada de lo que viene.
Por último, Fritz Perls hizo una oración acerca de lo importante que es la responsabilidad de cada uno y de la diferenciación en cualquier relación interpersonal. Este es un área crucial de trabajo en las personas con TLP, que, por diversas circunstancias y dificultades, no han podido hacer una buena separación en su familia y eso se extrapola a otras relaciones.
“Yo soy yo y tú eres tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
y coincidimos, es hermoso.
Si no, pocas cosas tenemos que hacer juntos.
Tú eres tú y yo soy yo”
(Fritz Perls)
En definitiva, como sucede con otros tipos de terapia, la Terapia Gestalt para personas con Trastorno Límite de la Personalidad tiene elementos que pueden ser beneficiosos, especialmente en espacios individuales enfocados en el auto-conocimiento y aspectos que deben ser tenidos en cuenta, especialmente en espacios grupales en los que las emociones están a flote. Será tarea del profesional determinar en cada persona cuál es el mejor tratamiento posible.